jueves, 7 de octubre de 2010

Los proyectos iniciales.

LAS ENCOMIENDAS Y EL TRIBUTO.

En 1521, tras la caída de Tenochtitlan, Hernán Cortés tomó el control político y militar del territorio que nombró Nueva España. Tras conquistar otras regiones, Cortés premió a sus hombres con tierras, tributos y títulos nobiliarios.

En 1524 se estableció el sistema de encomiendas, por medio del cual la Corona concedía a un súbdito español (encomendero), como pago por sus servicios durante la conquista y colonización, el derecho de apropiarse del tributo y los servicios personales de una comunidad indígena. A cambio, el encomendero contraía la obligación de asegurar la sumisión de encomendados, protegerlos e instruirlos en la doctrina cristiana.

La mano de obra indígena esra sobreexplotada en las obras públicas, las empresas agroganaderas, las minas y los obrajes.

En los primeros tiempos del régimen colonial se establecieron dos modalidades de tributo: al rey y a otras personas. El tributo se entregaba fundamentalmente a los conquistadores, pero también a la antigua noblez indígena, a la cual la Corona otorgó algunos privilegios. Durante las primeras décadas del dominio español, la utilizó como intermediaria en el gobierno indirecto que impuso en los territorios conquistados.

La nobleza colaboró con los españoles porque esperaba conservar sus antiguos privilegios. Entre 1549 y 1555 se abolió gran parte del tributo en servicios y comida, el cual se sustituyó por dinero.



LAS DOCTRINAS Y LA EVANGELIZACION.

Un año después del descubrimiento de América (1493), el papa Alejandro VI otorgó a los Reyes Católicos la posesión de los territorios descubiertos, con la condición de que la Corona española se encargara de evangelizar a los indígenas americanos.

En los primeros años de la Colonia, frailes de las órdenes religiosas de los franciscanos, dominicos y agustinos se empeñaron en evangelizar a los indios. En 1524 llegaron los franciscanos y se establecieron principalmente en el centro y el occidente de la Nueva España (Michoacán y Jalisco). En 1526 arribaron los frailes dominicos, que se distribuyeron en el centro y el sur del virreinato. Los agustinos, que llegaron en 1533, se asentaron en el oriente y occidente.

Los jesuitas, que habían llegado a Nueva España en 1572, se dieron a la tarea de evangelizar las regiones del noroeste. En la evangelización también participaron carmelitas (1585), mercedarios (1594), benedictinos (1602), hipólitos (1604), juanitos (1604), antoninos (1628), felipenses (1657), betlehemitas (1674) y camilos (1755).

Para adoctrinar a los indígenas, los freiles del siglo XVI fundaron escuelas, redactaron catecismos y cartillas bilingües y enseñaron oficios.

La influencia de los frailes misioneros entre la población indígena llegó a ser tan grande, que la Corona española vio en ello una seria amenaza; por eso ordenó sustituirlos por miembros del clero secular, es decir por sacerdotes católicos que no pertenecían a las congregaciones religiosas ni vivían en monasterios y estaban adscritos a una parroquia o catedral.

A los primeros frailes enviados a la Nueva España, de espíritu generoso, los reemplazaron clérigos ávidos de riqueza y poder, indiferentes ante la penosa situación de los indígenas. A pesar de las amenzas y el maltrato, los pueblos indígenas lograron conservar algunas de sus tradiciones, ceremonias y creencias religiosas, pero adoptaron varias manifestaciones del culto católico. Así, la religión de los conquistadores españoles quedó integrada en las creencias del mundo indígena.

Los misioneros dirigieron la construcción de ermitas, monasterios y templos en las zonas más pobladas por grupos indígenas sedentarios.



LOS POBLADORES Y SUS FUNDACIONES.

En el siglo XVI los conquistadores fundaron varias ciudades, entre las que destacan Colima (1523), Querétaro (1531), Guadalajara (1539), Zacatecas (1548), Guanajuato (1557), Durango (1563) y Aguascalientes (1575).

LOS CONFLICTOS ENTRE LOS DIVERSOS GRUPOS DE ESPAÑOLES.

Los enfrentamientos entre españoles se multiplicaron desde la primera mitad del siglo XVI, debido a la repartición de privilegios. La lucha por el poder se desató de inmediato; cada territorio era disputado por los conquistadores encomenderos.

Los intereses de la Corona española y de los encomenderos entraron en conflicto, pues las primera pretendía imponer su dominio en los territorios conquistados, en tanto que los egundos aspiraban a ejercer el poder absoluto en sus posesiones.

Los partidarios de Cortés enfrentaron a sus enemigos en una intensa lucha durante el periodo de 1524-1526. Para reorganizar el gobierno de la Nueva España, a partir de 1528 la Corona nombró de manera consecutiva dos audiencias y en 1535 designó el primer virrey. Con esta medida logró centralizar el poder.

Varios frailes también entraron en conflicto con los conquistadores, Fray Juan de Zumarrága, primer obispo de la Nueva España, criticó el abuso y la brutalidad de los conquistadores contra los indios encomendados. Por este motivo se enfrentó a Nuño Beltrán de Guzmán, presidente de la primera Audiencia y responsable de la situación de miles indígenas, maltratados y explotados por él mismo y por los encomenderos.

Zumárraga envió una carta al rey de España en la que denunciaba las tropelías y arbitrariedades de Nuño Beltrán y los oidores, por lo que el Consejo de Indias los destituyó a fines de 1530 y designó a los integrantes de la segunda Audiencia. Varios religiosos protectores de los indios se aliaron con la Corona en su lucha contra los encomenderos.



PARTICULARIDADES DE NUEVA GALICIA Y YUCATAN.

Nueva Galicia comprendía los actuales estados de Aguascalientes, parte de Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas, Sinaloa y una pequeña región de San Luis Potosí. En 1560 su capital se trasladó a Guadalajara. Cristóbal de Oñate sucedió a Nuño Beltrán de Guzmán, su primer gobernador, quien fue enviado a España en calidad de prisionero (1536). Durante el siglo XVI se presentaron en Nueva Galicia sublevaciones indígenas (1541, 1584 y 1593).

En 1548 Carlos I dispuso la creación de la Audiencia de Nueva Galicia y en 1575 ordenó que ésta se desligara del virrey de Nueva España para desempeñar sus funciones de manera independiente.

Antes que otras órdenes religiosas, los frailes franciscanos se dieron a la tarea de avengelizar a los indígenas de Nueva Galicia. Luego llegaron los agustinos, los jesuitas y los dominicos, pero la influenza de estas órdenes fue menor.

En Yucatán, la conquista española produjo cambios económicos, sociales, políticos y culturales. Los españoles se apoderaron de las mejores tierras y fundaron haciendas ganaderas y agrícolas. En estas obligaron a los indígenas a elaborar tintes con añil, grana cochinilla y palo de tinte, o productos como almidón, algodón, azúcar, arroz, tabaco, henquén y maderas preciosas.

La máxima autoridad civil recibió el nombre de gobernador, el cual también desempeñaba el cargo de capitán general. En lo político, Yucatán dependía del virrey de la Nueva España y en el ámbito judicial, de la Real Audiencia de México.

Desde 1546 empezaron a llegar a Yucatán misioneros franciscanos que se encargaron de la evangelización de los indígenas. Algunos de ellos aprendieron a escribir, lo que les permitió registrar en sus lenguas nativas, pero empleando el alfabeto latino, la historia y los conocimientos de los mayas prehispánicos. Tal es el caso de los,libros Chilam Balam y el Popol Vuh, que fueron para los mayas un mecanismo activo de resistencia ante los conquistadores.

Los años de dominación española se caracterizaron por guerras y guerrillas intermitentes emprendidas por los mayas contra los colonizacores, incursiones de piratas, la lucha entre gobernantes y franciscanos, y entre éstos y el clero secular, así como las grandes hambrunas originadas por intensas sequías.

LA INSTAURACION DE LAS AUDIENCIAS Y EL VIRREINATO.

En octubre de 1522, el monarca español Carlos I emitió una real cédula por la cual nombró a Hernán Cortés capitán general y gobernador de la Nueva España. Por su parte, Cortés designó un alcalde mayor de justicia para la capital, tenientes gobernadores en cada región sometida y cabildos municipales, con alcaldes nombrados por él en las poblaciones integradas por españoles.

Durante la ausencia de Cortés (1524-1528), que encabezó una expedición a Las Hibueras (en lo que hoy es Honduras), el gobierno de la Nueva España quedó en manos de oficiales reales y jueces de residencia, quienes cometieron abusos y desaciertos que fueron aprovechados por la Corona española para quitar poder a Cortés.

La Corona española designó en 1528, para gobernar la Nueva España, a la Primera Audiencia, que realizó sangrientas persecuciones y cometió otros crímenes, se apoderó mediante la fuerza de cientos de indígenas y entregó encomiendas a favoritos y amigos.

Con el fin de controlar la ambición de los conquistadores y asegurar su dominio político, la Corona se reservó el derecho de propiedad sobre las tierras y dividió la sociedad colonial en dos repúblicas: la de indios y la de españoles.

En 1531 se estableció la Segunda Audiencia, presidida por Sebastián Ramírez de Fuenleal. Esta audiencia dispuso varias medidas para debilitar a los españoles que habían participado en las guerras de conquista. Ordenó la incorporación a la Corona española de muchas encomiendas que la Primera Audiencia había entregado a sus favoritos y preparó la instauración del Virreinato. De esta manera, los conquistadores quedaron apartados del poder y los sustituyeron funcionarios designados por el rey.

En 1535 Antonio de Mendoza, designado primer virrey de la Nueva España por Carlos I, llegó a la ciudad de México para instaurar el Virreinato, que perduró tres siglos. Mendoza aplacó a los conquistadores, sometió levantamientos indígenas y organizó expediciones. En otro orden de cosas, introdujo la imprenta y fundó instituciones como el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, destinado a la educación de los indios nobles.

LOS OBISPADOS.

La Corona española ejerció enorme influencia sobre la Iglesia. Esto fue posible gracias al patronato, concedido por el papa, de todas las iglesias y fundaciones religiosas que se establecieran en el Nuevo Mundo. La Corona se comprometió a patrocinar la nueva empresa misionera; adquirió el derecno de nombrar religiosos y autorizar la construcción de iglesias, conventos y hospitales.

El clero se agrupaba en diócesis. El primer obispado de la Nueva España fue el llamado carolense, en honor de Carlos I, fundado por el papa León X en 1518, en la isla de Cozumel. Después se trasladó a Tlaxcala y en 1539 a Puebla.

En 1530 el franciscano fran Juan de Zumárraga fue designado obispo de la diócesis de México. En 1535 se erigió la de Oaxaca y luego, en el curso del siglo XVI, se fundaron las de Michoacán, Chiapas, Compostela (Nueva Galicia) y Yucatán.

Durante el siglo XVII el clero secular apoyó a la Corona española para que esta consiguiera pacificar y gobernar el Virreinato sin sobresaltos. La alta jerarquía eclesiástica adquirió mayor poder que los gobernantes civiles, de manera que los obispos y arzobispos se dirigían con libertad al rey y al Consejo de Indias para manifestar quejas y hacer propuestas sobre le gobierno de Nueva España.

En muchas ocasiones, las altas autoridades de la Iglesia rechazaron las órdenes del virrey, lo que provocó tumultos y rebeliones populares. En 1624 la lucha por el poder entre la Iglesia y el Estado condujo a una revuelta que culminó con el incendio del palacio virreinal.



LA INTRODUCCION DEL GANADO, EL TRIGO Y OTRAS ESPECIES.

Durante los primeros años de la colonización, los conquistadores introdujeron en la Nueva España caballos, vacas, puercos, ovejas, cabras, asnos y yeguas. Las primeras estancias de ganado menor y vacuno se ubicaron en el Valle de México y después se desplazaron al norte del Virreinato. Alrededor de 1540 comenzó la explotación del gusano de seda, que no prosperó porque la de Asia era de mejor calidad y más barata.

También los españoles introdujeron el trigo en Nueva España en 1521. Al año siguiente, Cortés envió por caña de azúcar a las Antillas y cuatro años después instaló una trapiche en San Andrés Tuxtla, Veracruz. En esos años, el trapiche era una lugar donde por medio de prensas o empleando un molino se extraía jugo de caña para convertirlo en piloncillo o azúcar. En 1530 la caña de azúcar estaba presente en el valle de Cuernavaca (Morelos), Atlixco (Puebla y las tierras bajas de Veracruz.

En 1529 Motolonía sembró por primera vez la palmera de dátil en el monasterio de Cuernavaca. El plátano fue introducido por Vasco de Quiroga en 1537. El mango, producto de las Filipinas, se trajo a la Nueva España en 1530. A su vez, el café llegó de las Antillas por iniciativa de Antonio Gómez de Guevara.

La introducción y multiplicación de nuevas especies de ganado trajeron consigo costos y beneficios en la economía novohispana. Entre los primero están los destrozos de los cultivos de los indígenas y los obstáculos para regenerar los bosques.

En cuanto a los beneficios, la rueda y la tracción animal revolucionaron el sistema de transporte al acortar distancias y facilitar el traslado de personas y mercancías. Por su parte, la energía animal permitió acelerar ciertos procesos productivos, por ejemplo, para mover molinos trituradores de minerales. Las pieles de algunos animales dieron origen a un activo comercio de exportación, y la lana posibilitó la manufactura de telas y vestidos.

LA SEGUNDA GRAN EPIDEMIA.

Entre 1545 y 1548 se presentó la epidemia de sarampión que acabó con gran parte de la población. Muchos pueblos desaparecieron, en particular los de las regiones costeras.

Las epidemias tuvieron diversas consecuencias: disminución de la población, abandono de actividades productivas, reducción de los tributos que recibían los españoles y destrucción de las estructuras sociales, empezando por la familia.

LA TRANSFORMACION DEL PAISAJE.

Los animales que trajeron los españoles se distribuyeron rápidamente en varias regiones del paísy afectaron la fauna nativa y el uso del suelo; invadieron y destrozaron los cultivos de las comunidades indígenas, por lo que sus parcelas se convirtieron en campos de pastoreo. Además, la introducción de ganando alteró los hábitos de alimentos tradicionales.

El paisaje, sobre todo rural sufrió un cambio drástico: viviendas vacías, tierras abandonadas, caminos cerrados por la vegetación, terrazas erosionadas, canales azolvados, huertos y chinampas en desuso. Se desarrolló entonces un proceso de concentración natural de la población, que más tarde impulsaron las autoridades virreinales.

Los efectos demográficos de la conquista española fueron catastróficos. En 1550 la Nueva España contaba con alrededor de tres millones de habitantes. Las zonas costeras quedaron prácticamente despobladas, mientras que la población se concentraba en el interior del territorio, sobre todo en el altiplano.

Profr. José Isabel Montesino Brito.
Escuela Secundaria General No. 20 "José Martí"
Cancún, Quintana Roo; México.
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2 comentarios:

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